En muchas ocasiones nos podemos sentir desfallecer y es cuando tenemos que recordar sus promesas. Las promesas de Dios son una manera de fortalecernos cuando estamos decaídos. Por eso siempre invitamos a leer la Biblia. Dios nos dejó esa guía para vivir mejor este tiempo que nos toca transitar por este mundo.

Comencemos con esta cita del libro de Isaías:

No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.
Isaías 41:10 (RVR 1960)

En cuanto a sus promesas, esta es una de mis favoritas:

Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.
Jeremías 29:11 (RVR 1960)

Seguimos con sus promesas.

Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.
Isaías 43:2 (RVR 1960)

Y no podemos olvidar todas las promesas que nos hizo Jesús cuando vino a ofrecerse por nosotros, sabiendo que él siempre cumplió sus promesas.

Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?
Juan 11:25-26

Sabemos la esperanza de vida eterna que tenemos en Jesús. Tenemos la guía maravillosa que es la Biblia a la mano. No dejemos de leerla, de escudriñar su palabra, creer sus promesas y recordarlas siempre que nos sintamos bajos de ánimo. Aférrate a sus promesas cual salvavidas en medio del inmenso océano en el que a veces se nos convierte la vida. No te ahogues, enfoca tu vista en el poder de Dios, clama a él y te sacará de esa idea de derrota, de ese desánimo, de toda tristeza y renovará tus fuerzas.