Cuando realizamos un trabajo esperamos recibir los frutos de nuestro esfuerzo; por ejemplo, si hemos sembrado uvas queremos que sean agradables al paladar; igualmente si construimos una casa, deseamos que sea resistente y fuerte por muchos años. Así mismo, el Señor espera resultados en nuestra vida.

El árbol sin frutos es inútil

Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra? Él entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después.
Lucas 13:6-9 (RVR 1960)

El Señor Jesús comparte esta parábola para ilustrar los principios del juicio de Dios. El mensaje es claro: «Dios siempre busca frutos»; menciona que una higuera no tenía frutos por tres años, por lo que el dueño quería cortarla pero alguien intercede por la planta para darle una oportunidad, trabajaría en ella para que así pudiera dar buenos resultados.

¿Qué fruto busca Dios?

Los frutos muestran qué tipo de persona somos realmente; por ejemplo, un árbol de manzanas dará manzanas, igualmente alguien dañino solo cosechará rencor y amargura, dejará heridas en los corazones.

Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, templanza.
Gálatas 5: 22-23 (RVR 1960)

En su Palabra el Señor nos enseñó los frutos que espera de nosotros, los cuales son: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, templanza, ¿manifiestas estos atributos en tu vida?

Si estás leyendo este mensaje recuerda que Dios te está dando otra oportunidad, si bien Él es paciente y tiene misericordia, también es justo, en su tiempo llegará el juicio del Señor y debemos estar preparados.