Cuando pensamos en lugares especiales para nosotros, probablemente los asociemos a algún evento familiar o personal, algo que nos dejó marcados, pero, ¿recuerdas cuál es ese lugar donde tu vida cambió?

En una esquina de Chicago

  • Me voy a acercar a ver  lo que está haciendo ese tipo. Se está comportando de un modo un poco raro – dijo el fornido policía.

El «tipo» del que hablaba iba bien vestido y estaba quieto con la cabeza agachada en una esquina, y hablaba consigo mismo.

  • ¿Ha bebido más de la cuenta, compañero? – le preguntó el policía.
  • No, señor guardia. Yo soy Billy Sunday. Éste es el lugar donde me convertí de mis pecados al Salvador. Cada vez que  visito Chicago vengo a esta esquina, tan sagrada para mi, y le doy gracias a Dios por su maravillosa gracia salvadora.

Billy Sunday era en sus días un predicador casi tan conocido y célebre como Billy Graham, de quien seguro casi todos, sino todos, conocemos.

  • ¡Hombre! – Exclamó el policía al ver con quién hablaba, y alargando su brazo dijo: Venga esos cinco, Billy. Quédate aquí y ora lo que quieras. Yo vigilaré que nadie te moleste. Y haz una oración por mi también.

¿Cuál es tu lugar especial?

Todos tenemos un lugar en el que nuestras vidas fueron transformadas, ese lugar donde pudimos experimentar la maravillosa gracia salvadora.

Sin embargo, en su gracia, Dios gratuitamente nos hace justos a sus ojos por medio de Cristo Jesús, quien nos liberó del castigo de nuestros pecados.
Romanos 3:24 (NTV).

Quizás ya no vives en la misma ciudad o el lugar ya no existe, pero lo importante es tener la humildad y ser capaces de reconocer y recordar ese día en el que nuestras vidas fueron transformadas con profundo agradecimiento.

No necesitas ir físicamente a ese lugar, pero puedes, tomarte un tiempo y humildemente reconocer y agradecer por tan grande regalo; porque no se trata tanto del lugar, sino de lo que sucedió ahí.