Con seguridad has escuchado o mencionado tu mismo estas frases: «no tengo tiempo», «ojalá tuviera más tiempo para hacer más cosas»
Sin embargo, todos tenemos el mismo tiempo, 24 horas todos los días. La única diferencia es que unos aprovechan al máximo las horas que tienen y otros no. Después, todos tenemos la misma cantidad de horas. Mira lo que dice el Señor:
Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.
Efesios 5:15-16 (RVR 1960)
El sabio administra bien su tiempo, el necio no
Te das cuenta de que eres un buen administrador del tiempo en la primera actividad que haces, sin duda, nuestras primeras horas de la mañana deberían ser para buscar a Dios. Para recibir la fuerza, sabiduría y dirección de nuestro Padre celestial.
Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
Mateo 6:33 (RVR 1960)
En cambio, si nuestras primeras horas no corresponden a Dios, entonces nuestra productividad durante el día no será de las mejores, porque saldremos de casa sin las fuerzas necesarias y sin la guía del Espíritu Santo.
Para actuar correctamente, necesitamos a Dios
Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
Juan 15:5 (RVR 1960)
Si queremos aprovechar bien las horas que tenemos en el día debemos entender que separados de Jesús nada podemos hacer bien. Él es el único que puede darnos la sabiduría y fortaleza que necesitamos para obrar correctamente en todas nuestras actividades.
Por esa razón, para aprovechar bien el tiempo, es fundamental comenzar el día dando prioridad a nuestra relación personal con Dios y así emprender la jornada sabiamente y con éxito.
Empieza desde hoy a darle prioridad a Dios y verás cómo cambia tu día a día.