A lo largo de la vida nos encontraremos con gente a la que le gusta lanzar insultos y no tiene cuidado de lastimar a los demás.  ¿Cómo podemos reaccionar?

Hay padres que suelen insultar a sus hijos frecuentemente, sembrando en ellos semillas de dolor, y esos hijos, como un efecto en cadena, dan lo que recibieron a otros. Así se va expandiendo el dolor, lastimando el corazón de los demás.

El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.
Lucas 6:45 (RVR 1960)

Hace falta dos personas para una pelea, dice un dicho. Es por eso que se puede evitar una pelea, si uno simplemente calla o ignora el insulto.

Aunque no es algo sencillo de hacer, porque tenemos que tener paz y dominio propio para esto, sin duda es posible.

La respuesta apacible desvía el enojo, pero las palabras ásperas encienden los ánimos.
Proverbios 15:1 (NTV)

Aunque es difícil perdona cada insulto

Todas las veces es mejor perdonar la ofensa, aunque no es fácil, nos dará mejor respuesta a nuestro favor, porque es de sabios callar y también evitaremos cargar con el peso del rencor.

Depende de cada uno cuidar la armonía y la paz interna, si permitimos que los insultos nos afecten, estamos dando rienda suelta a un caos dentro de nosotros porque muchos pensamientos de venganza y rencor nos invadirán, contaminando nuestro ser.

Evitemos ser perturbados con las piedras que nos lanzan, más bien veamos una oportunidad más para imitar a Cristo. El amor que tenemos a Dios será un gran motivo para perdonar y evitar conflictos.

Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.
Lucas 23:34 (RVR 1960)