Todo aquello con lo que nos topamos en la vida puede ser una oportunidad. Las posesiones que obtenemos las podemos ir acumulando, aunque luego no las llevaremos. Vamos descubriendo nuestros talentos y adquiriendo conocimiento. Pero, ¿eso hace que Dios nos confíe más riquezas?

Si son fieles en las cosas pequeñas, serán fieles en las grandes; pero si son deshonestos en las cosas pequeñas, no actuarán con honradez en las responsabilidades más grandes. Entonces, si no son confiables con las riquezas mundanas, ¿quién les confiará las verdaderas riquezas del cielo?
Lucas 16:10-11 (NTV)

La verdad es que nos han invitado a ser fieles, a tener fe; pero pasamos mucho tiempo tratando de tener más de todo, porque valoramos nuestras vidas por la cantidad de posesiones que logramos. Nos pasamos deseando algo más.

Si deseamos lo que no tenemos, ¿quién nos confiará riquezas?

Nos pasamos deseando y anhelando todo aquello que no tenemos. Pero la verdadera buena vida no es acerca de lo que tienes o de cuánto tienes. Las verdaderas riquezas no son las cosas que poseemos, logramos, adquirimos. Es mejor cultivar riquezas espirituales. Dios nos quiere ricos en ese nivel.

Necesitamos ser fieles. Esa es la invitación que nos hizo Jesús, para ser confiables. Ser correctos en todo cuanto hagamos con esas oportunidades con las que nos toparemos en la vida. Podemos encontrar oportunidades de servir, de influenciar y enseñar a otros.

Los tesoros al acercarnos más a Jesús y conocerlo

Las verdaderas riquezas del Reino de Dios, esas riquezas del cielo vienen con la manera como administremos todo lo que nos da Dios. No solo a nivel económico. También te hablo de tu tiempo, de tu disposición y de tu deseo de ser mejor y ayudar a otros. Eso es lo que hace la diferencia.

No hay mejor riqueza que la paz de Dios, la sabiduría y el tener una relación verdadera y cercana con Él. Necesitamos recordar que la mayor riqueza que podemos adquirir es el amor. Cuando tenemos el amor de unos para con otros y hacemos todo con amor, entonces seremos ricos.

Quiero que ellos cobren ánimo y estén bien unidos con fuertes lazos de amor. Quiero que tengan la plena confianza de que entienden el misterioso plan de Dios, que es Cristo mismo. En él están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y el conocimiento
Colosenses 2:2-3 (NTV)

Necesitamos ser honrados, vivir con amor hacia todos para lograr que Dios nos confíe las riquezas. Las verdaderas riquezas, esas que sí tienen valor verdadero y con las que sí partiremos de este mundo.