Cuando leemos del regreso de nuestro Amado Jesús, es asombroso imaginarnos el nuevo mundo con las calles de oro, los muros de piedras preciosas y puertas perladas.
Es verdaderamente un espectáculo que nos da una leve idea de las maravillas que Dios puede hacer porque sabemos el trabajo que se necesita para limpiar el oro y luego moldearlo en alguna pieza hermosa; pero en la Biblia hablan de un oro tan puro y casi transparente que forma esas calles.
Por otra parte, lo que para este mundo es tan valioso, en ese nuevo mundo será para pisarlo.
Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro, transparente como vidrio. Apocalipsis 21:21
Son otros los valores, son otros los tesoros que apreciaremos en ese tiempo. Y teniendo eso en cuenta, debemos tratar de acostumbrarnos a valorar así desde ahora; no esforzarnos tanto por lograr maravillas aquí en este mundo, porque sabemos que todo aquí es pasajero.
Las verdaderas cosas de valor, que no se come la polilla ni se dañan con el tiempo, son las que cultivamos en nosotros. El espíritu que Dios nos dio para tener la vida y que debemos nutrirnos con su Palabra siempre. Ocuparnos de cultivar y hacer crecer nuestros valores debe ser nuestra prioridad.
EN ESE NUEVO MUNDO LO MÁS IMPORTANTE NO SERÁN LAS CALLES DE ORO
Lo más hermoso es que tenemos la promesa de que no habrá más lágrimas, ni muerte, ni llanto, clamor o dolor. Tendremos otros intereses, dedicados a adorar a nuestro Dios. Sí, también nos recrearemos con las vistas de las piedras preciosas, los colores y los aromas exquisitos que estoy segura que experimentaremos.
Estaremos en ese lugar con absoluta seguridad y el clima perfecto porque será el mundo en perfección, como Él siempre quiso que fuera desde que lo creó. Nos tiene que dar paz y no temor cuando hablemos del fin de los tiempos, porque sabemos que será cuando regrese Jesús.
Y sus promesas siempre han sido cumplidas y sus planes son para nuestro bien, planes para darnos un futuro y una esperanza. Como lo leemos en el libro de Jeremías. Y nos ofreció un lugar que está preparando para nosotros. Eso lo debemos aceptar como hecho. Nos lo prometió.
No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Juan 14:1-3
No deberíamos preocuparnos por nada cuando sabemos que hemos recibido a Jesús en nuestro corazón y nos esforzamos por seguir en sus caminos siempre. Tendremos la seguridad de un futuro en la eternidad o en el nuevo mundo a su regreso, donde tendremos todo asegurado.