Dios siempre está dispuesto a ayudarnos, a darnos fortaleza, a sacarnos de nuestras dificultades. No debemos tener temor, más bien, confiar sinceramente en Dios. Cuando lo llamamos, Él acude y nos trae ríos de alegrías, nos dará gozo.

“Un río trae gozo a la ciudad de nuestro Dios, el hogar sagrado del Altísimo. Dios habita en esa ciudad; no puede ser destruida. En cuanto despunte el día, Dios la protegerá.” Salmos 46:4-6.

Cuando estamos en dificultades, nos enfocamos en ellas y percibimos la situación muchas veces más grande de lo que puede ser. Necesitamos recordarnos cuánto nos ama Dios, que nunca nos ha desamparado y siempre está dispuesto a darnos nuevas oportunidades.

Promesas maravillosas de Dios

La gracia de Dios es sin igual. En tiempos de sufrimiento o adversidad debemos recordarlo. Nuestra confianza debe fortalecerse en Sus promesas maravillosas. La bondad de Dios y Su gran amor por nosotros, ya nos fue demostrado por demás. Enfoquémonos en Sus promesas.

“Pues yo sé los planes que tengo para ustedes—dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza.” Jeremías 29:11.

No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús. Filipenses 4:6-7 

“Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me mantendrá cerca.” Salmos 27:10 

En la vida tendremos como los ríos, tiempos de calma y de turbulencia

Debemos memorizarnos estas promesas y muchas otras que están en la Biblia. Cuando nos sintamos angustiados, preocupados, inquietos por algo, las repetimos en nuestra mente. Nos recordamos el gran amor que tiene Dios por nosotros y que si llamamos Él  nos responde.

En la vida, así como en los ríos, habrá tiempos de calma y paz, habrá turbulencias, aguas profundas y aguas ligeras. Tiempos de sequía y de abundancia. Busquemos a Dios en todo momento y pidámosle que se haga Su voluntad siempre en nuestra vida y que nos traiga ríos de gozo, de alegrías.