Hay una especial atención cuando tenemos en manos una joya valiosa, la cuidamos con esmero e incluso estamos más atentos al momento de guardarla en un lugar secreto para evitar que la sustraigan los ladrones.
Presta atención
Ninguna joya valiosa estaría expuesta en cualquier lugar sin resguardo, así también cada persona debe cuidar su corazón, porque es una joya única y muy valiosa.
“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.” Proverbios 4:23
El corazón es más que un órgano del cuerpo, es donde se aloja la voluntad, el entendimiento y los sentimientos. Por esta razón debemos cuidarlo, estar atentos a todo lo que podría dañarlo.
¿Qué te ayuda a cuidar tu corazón?
La Palabra de Dios, es la que da rectitud a nuestro corazón, es un espejo que va reflejando cómo somos y qué necesitamos:
“En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti.” Salmos 119:11
Resguardar lo que ingresa, estar vigilantes, sin dejar de prestar atención a todo lo que alberga nuestro corazón y pensamientos. Es como un jardín, en él crecen flores y plantas preciosas, sin embargo también puede crecer maleza, hierbas malas que arruinan el jardín.
“Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.” Efesios 4:31-32
Tenemos que indagar qué hay en nuestro corazón, con la ayuda del Espíritu Santo podemos identificar qué estamos guardando innecesariamente.
“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.” Salmos 139:23-24
Evitemos pensar que no necesitamos cuidarnos, porque esto hace que bajemos la guardia, debemos estar atentos y cuidar nuestro corazón como una joya valiosa. Con una relación constante con Dios podemos estar atentos y vigilantes, porque el Espíritu Santo nos ayudará a discernir lo que es bueno y malo.
“Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.” 1 Corintios 10:12