Dios nos creó y podremos admirar los grandes logros de Su creación maravillosa, de la cual somos parte importante. Y lo somos, porque a través de nosotros puede hacer Su obra mucho más abundantemente impactante de lo que nosotros podríamos sin Él.
Pero necesitamos estar dispuestos, ponernos en acción cuando nos llame y recordar que contamos con Su respaldo. Con Él junto a nosotros, no debemos temer ni sentirnos inseguros. Él nos ama y si le pedimos ayuda, siempre nos la brinda. No como la queremos algunas veces, Pero nos la da.
“Y aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén” Efesios 3:20-21
En ese versículo hablan del poder que actúa en nosotros. Es Su poder. Es Su propósito para nuestras vidas el que debemos buscar y afanarnos en cumplir. No sigas preguntando cómo saber tu propósito. Todo lo que hagas, lo puedes hacer para Dios. Pon tus conocimientos y dones a Su servicio.
Puedes usar tus dones para enseñar a otros, para entretener a algunos, para apoyar a otros más. Todos tenemos diversos dones, aprendemos muchas cosas y cada don y cada aprendizaje se puede usar para servir a nuestro Dios. Ya sea en tu iglesia o en lugares donde los puedan necesitar.
“No sean nunca perezosos, más bien trabajen con esmero y sirvan al Señor con entusiasmo.” Romanos 12:11
ESTEMOS ATENTOS A DAR EL TODO PARA DIOS, MUCHO MÁS ABUNDANTEMENTE
Siempre dispuestos cuando sintamos que Dios nos pone una idea para obrar el bien. Estemos siempre listos, para que cuando llegue el día del regreso de nuestro Amado Jesús, nos consiga laborando para Él, adorándole y sirviéndole. Enfoquémonos en lo que Dios nos indique hasta lograrlo.
Y trabajar con esmero, significa hacerlo con dedicación y cuidado, buscando la perfección y haciendo mínima la posibilidad de cometer errores. De esa misma manera debemos trabajar en nuestro comportamiento, con mucho cuidado y autocontrol, para no caer en cosas que puedan desagradar a Dios.
Sabiendo cuán grande es el amor de Dios por nosotros, tenemos que preocuparnos de complacerlo, no solo en lo que sintamos que nos pide. Debemos dedicar todo cuanto hacemos a Él, acercarnos siempre a Él antes de tomar decisiones y buscar de Su guía y protección.
Necesitamos tenerlo como el mejor de nuestros amigos, como el Padre amoroso que es, sin olvidar Su gran poder y su Soberanía. Busquemos siempre que se haga Su voluntad y no la nuestra. Él nos conoce mejor que nosotros mismos y sabe lo que es más conveniente para nuestras vidas.