Nuestra mente tiene la gran capacidad de formar ideas. Las cuales pueden generar pensamientos de bien o de mal o quizás neutros, pero ahí están, dando vueltas en nuestra mente, que después resultan en acciones. A ti, ¿a dónde te llevan tus pensamientos?

Una idea puede surgir de la nada o motivada por algo que hemos visto u oído o de un deseo en nuestro interior, pero de un modo u otro siempre hay pensamientos que rodean nuestra mente.

Cuando ese dardo se afirma en nuestra mente, nos puede llevar a actuar de acuerdo a lo que planificamos en nuestros pensamientos, que puede ser desde la más noble acción hasta un acto aterrador.

No hay quién pueda conocer cada uno de nuestros pensamientos, solamente Dios, a Él no podemos esconderle nada. Lo bueno, es que Él no usará nuestras ideas para acusarnos y sentenciarnos, sino será para ayudarnos a filtrar lo bueno y dejar de lado lo malo.

Lleva tus pensamientos a Dios

Hay pensamientos de todo tipo, que nos puede llevar a desiertos o al mismo paraíso, pero tenemos que tomar en cuenta que, en el trayecto por tu mente, debe ser filtrado por Dios.

Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.
Salmo 139:23-24  

Nuestra dependencia de Dios es la clave para que podamos mantener sanos y despejados de toda mala intención nuestros pensamientos y, por consecuencia, nuestras acciones.

Como los pensamientos están ligados a nuestras emociones, debemos ser cuidadosos y no dejar pasar aquello que atentará con nuestra relación con Dios, con nuestro prójimo y con nosotros mismos.

Que nuestra mente nos lleve a estar firmes y limpios de todo mal.