La comodidad muchas veces hace que nos quedemos estancados, parados en la misma orilla, y cuando una tormenta se aproxima tenemos temor porque no sabemos qué puede pasar.

Existen tempestades en la vida que ayudan a bien, haciendo de nosotros personas fuertes y con más capacidades. Por eso, cuando te encuentres en medio de una tormenta, no temas, porque no estás solo. Piensa que puede ser más una oportunidad para hacer florecer tus potenciales.

En las tormentas no estamos desprotegidos, Dios está presente para renovarnos y llevaros a una constante preparación.

“Oh Señor, tú eres una torre de refugio para los pobres, una torre de refugio para los necesitados en su angustia. Eres refugio de la tempestad y amparo del calor. Pues los actos opresivos de la gente despiadada son como una tormenta que azota los muros,” Isaías 25:4 

LA TORMENTA ES PARA ACERCARTE MÁS A DIOS

Recuerda cómo Pedro tenía temor ante una tormenta, y Jesús le llamó para que caminar sobre el agua hacia Él. Cada tempestad es para acercarnos más a Dios, para que nos muestre su voluntad y nos moldee.

“Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, Y se traspasen los montes al corazón del mar; Aunque bramen y se turben sus aguas, Y tiemblen los montes a causa de su braveza.” Salmos 46:1 

En cualquier tormenta que estés pasando ten la seguridad de que Dios tiene el control y que está haciendo una hermosa obra en ti.