Para la mayoría de las personas se ha convertido en una rutina abrir los ojos, ducharse, desayunar y continuar con las obligaciones de la vida. Otros, lamentablemente, están pasando por momentos difíciles y no tienen deseos de despertar al día siguiente. Cualquiera fuera el caso, la Biblia menciona que estos son “los afanes de la vida”, los cuales te distraen de ser agradecido.
Gracias Señor porque pude abrir los ojos
Esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto, esperaré. Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.
Lamentaciones 3:21-23 (RVR 1960)
La pandemia del coronavirus ha dejado en descubierto la fragilidad de la humanidad, ni la ciencia más avanzada ni alguien poderoso y rico, han podido solucionar el problema, todos se sienten impotentes frente a tal situación. Por esta razón, muchos viven angustiados, temerosos, guardando sus vidas con los medios preventivos que puedan tener.
Lastimosamente su mirada está concentrada solamente en el conflicto y no en la solución, ignorando las Palabras del Señor: “Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos”. En este momento no nos sostienen nuestras defensas, fuerzas, posición o el dinero, sino la gracia de Dios, por quien hoy pudimos abrir los ojos.
El amor de Dios con nosotros
Un pastor decía: “¿te has dado cuenta de que fue por su gracia que hoy abriste los ojos? Porque la ira de su justicia debería haberte matado anoche” Todos dormimos conscientes de que mañana será un nuevo día, nuestras mentes están programadas para despertar pero, ¿qué pasaría si supiéramos que esta noche sería la última?
No somos merecedores de nada, si hoy abrimos los ojos no es porque hayamos hecho algo para merecerlo, solamente por la misericordia de Dios que es nueva una vez más; de lo contrario, ninguno estaría despierto. Pero “porque nunca decayeron sus misericordias” es que estamos vivos.
La actitud de nuestro corazón
Con respecto a este tema, aprendamos una lección de humildad. Si esta pandemia nos ha demostrado que somos tan débiles, ¿cuánto más debemos sentirnos frágiles ante la poderosa mano de Dios?
Te invito a considerar este mensaje, levántate cada mañana dando gracias por un día más de su amor y misericordia; ¡cuán bello y maravilloso es Dios! ¡Aleluya!
Aunque tengas problemas recuerda que volviste a abrir los ojos y tienes otra oportunidad para empezar de nuevo.