La compasión es algo que debemos perseguir todos los seres humanos, y aunque algunos no lo merezcan, debemos mostrar compasión. Y es que esta está estrechamente relacionada con el amor, el respeto y la tolerancia.
La compasión nos hace mejores personas
Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.
Efesios 4:32 (NVI)
Todos tenemos la capacidad de comprender toda situación por la que pasan otros, aun cuando no la hayamos experimentado. Eso hace que estemos dispuestos a ayudar o consolar, aunque la persona alguna vez nos haya hecho daño o no la conozcamos.
Debemos esforzarnos por conocernos nosotros mismos antes de juzgar a los demás. Y la compasión forma parte de toda relación, pues es necesaria para comprendernos, apoyarnos y admirarnos. Cuando damos amor y compasión en lugar de respuestas agresivas o palabras de juicio, podemos transformar a quienes parezcan no merecer compasión.
Mostrar compasión con otros, tiene que ver con aceptar y perdonar, comprender y dar bondad. Tratar de buscar la razón de sus errores si los han cometido y conmovernos por su situación. No es cuestión de sentir lástima, no. La lástima se siente cuando consideramos a otros inferiores y ser compasivos no es eso.
Jesús nos dio el ejemplo
Jesús mostró compasión en todo momento, incluso por quienes le hirieron daño, quienes lo humillaron, quienes lo clavaron al madero. Le pidió al Padre que los perdonara. Y tuvo compasión por todas las personas que le seguían, por quienes no simpatizaban con Él y por todos aquellos con quienes se encontró.
Cuando vio a las multitudes, les tuvo compasión, porque estaban confundidas y desamparadas, como ovejas sin pastor.
Mateo 9:36 (NTV)
La compasión nos ayuda a relacionarnos con otros, sintiendo sus sufrimientos, sus angustias. Nos ayuda a comprender y aceptar a otros más allá de lo superficial, a comprender sus sentimientos, respetar sus experiencias y a querer aliviar su sufrimiento como si fuera nuestro.