A veces creemos que si hacemos todo lo que los demás hacen, aunque esté mal,  no tendremos ninguna consecuencia, pero lo cierto es que todas nuestras acciones tienen consecuencias y debemos cuidar nuestra vida como un vestido blanco.

EL VESTIDO BLANCO

Cuentan que un día un grupo de estudiantes fueron a visitar una mina y varias compañeras le dijeron a otra:

  • No puedes bajar a la mina con este vestido blanco.

Pero como ella no quería escucharlas, fue a preguntarle a un minero;

  • Por su puesto, señorita, puede usted bajar, pero lo que no creo es que a usted pueda subir limpia.

CUIDA DE NO MANCHAR TUS VESTIDOS

La explicación del minero, en la ilustración, aplica a todos nosotros. No es posible mantenernos totalmente limpios sino cuidamos nuestra vida.

“Por lo cual, queridos amigos, mientras esperan que estas cosas ocurran, hagan todo lo posible para que se vea que ustedes llevan una vida pacífica que es pura e intachable a los ojos de Dios.” 2 Pedro 3:14 

Debemos vivir de manera que podamos agradar a Dios, de manera pacífica, pura e intachable, evitando contaminarnos.

Muchas veces creemos que como todo el mundo hace algo, no es un problema o que participando de veedores de algo incorrecto o haciendo algo por una sola vez, no saldremos manchados, pero lo cierto es que corremos el mismo riesgo que de la muchacha, de no poder salir con nuestras vestiduras blancas.

Debemos ser sabios a la hora de tomar decisiones para que después no nos arrepintamos de nada que hayamos hecho, no minimicemos las consecuencias de nuestros actos.