Dios puede prometernos muchas cosas, pero si no tenemos fe, ninguna de esas promesas se hará realidad. La Biblia dice que sin fe es imposible agradar a Dios, por lo tanto, si deseamos ver Su gloria, debemos tener fe.

El fracaso del pueblo Israel

Dios había prometido al pueblo de Israel llevarlo a la tierra prometida y darle la victoria sobre todos los enemigos que se atravesaran en el camino. Sin embargo, cuando estaban a punto de llegar a la tierra prometida, el pueblo decidió enviar espías para explorar el lugar.

Cuando los espías volvieron de la exploración, el pueblo de Israel escuchó dos informes sobre la tierra prometida. Diez de los doce espías dijeron: «Lo que Dios prometió acerca de la tierra es verdad; sin embargo, los nativos de la tierra son demasiado poderosos y no podemos vencerlos.» Pero Caleb y Josué dijeron; «Subamos luego, y tomemos posesión de ella, porque más podremos nosotros que ellos» (Números 13:30).

Al escuchar estos informes el pueblo de Israel se rebeló contra Dios y empezó a murmurar, a resentirse y a culpar al Señor. Comenzaron a tener miedo y dejaron que la incredulidad se apoderara de ellos.; por lo que Dios les dijo:

No verán la tierra de la cual juré a sus padres; no, ninguno de los que me han irritado la verá.
Números 14: 23 

Y así fue, a excepción de algunos, el pueblo de Israel que estaba a punto de entrar en la tierra prometida no entró, porque dudó de la promesa de Dios y se rebeló contra Él.

Cosas que aprender sobre las promesas de Dios

Que Dios nos prometa una cosa no significa que todo será fácil, habrá adversidades y pruebas que debemos enfrentar, pero jamás debemos olvidar que Dios es fiel a su palabra y que siempre estará a nuestro lado.

En el camino te encontrarás con personas que te desanimen y te lleven a renunciar a tu fe. Sin embargo, no debes permitir que los sentimientos gobiernen tu vida. Tu fe debe ser más fuerte que cualquier sentimiento.

Por otro lado, nadie está libre de recibir informes o diagnósticos negativos que nos hagan dudar de las promesas de Dios, pero es nuestra decisión escoger en quien vamos a creer.

Mantengámonos firmes sin titubear en la esperanza que afirmamos, porque se puede confiar en que Dios cumplirá su promesa.
Hebreos 10:23

¡Dios es poderoso y soberano!