Muchas veces ignoramos lo afortunados que somos con todo lo que tenemos, pues cuando algo falta, como la salud o un ser querido, nuestra vida cambia. Así que disfruta lo que hoy tienes.

No tenemos el control de lo que pasa y lo que pasará. Quizás mañana o en un tiempo más empieces una nueva prueba o ya estés saliendo de una. Lo importante es aprender a disfrutar de los cambios y, aunque sea doloroso, momentos de quietud ayudarán a que renueves fuerzas y tu fe no mengue.

“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; “ Eclesiastés 3:1-2 

Seguramente el anhelo más grande es tener más tiempos de felicidad que de tristeza, y es así, lo tenemos, pero muchas veces ignoramos esos tiempos por estar preocupados o afanados en otras cosas. Si volteamos a ver el pasado, podemos decir: era feliz pero no me daba cuenta.

Disfruta el día a día 

Sin remover el pasado y con la vista en el presente podemos disfrutar de nuestra vida, puesto que las circunstancias son pasajeras pero la actitud es la que se queda. Si enfrentamos los desafíos de la vida con buena voluntad, seguro que será menos cansador sobrellevar cualquier problema.

Seamos agradecidos con Dios por lo que hoy tenemos, incluyendo las bendiciones envueltas de problemas. Disfrutemos que tenemos vida, alimento, un techo, familia y a nuestro Padre Celestial.

Estén siempre llenos de alegría en el Señor. Lo repito, ¡alégrense! No dejen de poner en práctica todo lo que aprendieron y recibieron de mí, todo lo que oyeron de mis labios y vieron que hice. Entonces el Dios de paz estará con ustedes. Filipenses 4:4;9