Consideramos la Biblia como la Palabra de Dios, pero no siempre nos enfocamos en el poder de Su Palabra. Sin embargo, meditemos en lo que leemos en Génesis en el capítulo uno, cuando dice que Dios dijo, y hubo luz, y Dios dijo, y eso fue lo que sucedió.
Entonces Dios dijo: «Que haya luz»; y hubo luz. Entonces Dios dijo: «Que haya un espacio entre las aguas, para separar las aguas de los cielos de las aguas de la tierra»; y eso fue lo que sucedió. Entonces Dios dijo: «Que las aguas debajo del cielo se junten en un solo lugar, para que aparezca la tierra seca»; y eso fue lo que sucedió.
Génesis 1:3,6,7,9 (NTV).
¿Ahora tienes una mejor imagen del poder de la Palabra de Dios? Con solo emitirla hizo mucho de la Creación, de todas las maravillas que vemos. Incluso, no debemos olvidar que Jesús es mencionado como la Palabra. En el principio la Palabra estaba con Dios y era Dios. Lo puedes leer en Juan 1:1 (NTV)
El salmo 33 que le atribuyen haber sido escrito por David, dice que por la Palabra de Dios fueron hechos los cielos y la tierra, como veremos a continuación. La Palabra de Dios tiene el poder infinito de Dios. No debemos olvidarlo cuando pensemos en ella y cuando leamos la Biblia.
Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca.
Salmos 33:6 (NTV).
Tenemos a la mano el gran poder de la Palabra de Dios
Cuando realmente nos dedicamos a leer y entender la Biblia, analizamos cada historia y meditamos en ella, no solo nos nutrimos espiritualmente, también sentimos dónde estamos fallando y vemos claramente la mejor manera de vivir la vida, respetando la Palabra de Dios.
Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
Hebreos 4:12 (RVR 1960).
Un alimento indispensable
Así como no podemos vivir sin consumir alimento, nuestro espíritu no crecerá, estará muerto si no consumimos la Palabra de Dios a diario. Necesitamos hacerla parte de nuestra vida, nuestra rutina de alimento sagrado y tiempo con Dios.
…deseen con ansias la leche pura de la palabra, como niños recién nacidos. Así, por medio de ella, crecerán en su salvación,
1 Pedro 2:2 (NVI).
Alimentémonos pues de la palabra de Dios y su gran poder a diario para lograr vencer todo lo que se nos pueda presentar. Meditando en Su Palabra y alimentándonos con ella, creceremos en espíritu y en verdad. Podremos ser verdaderos representantes de nuestro Dios.