Cuando Ezequías comenzó a reinar Judá, el pueblo se encontraba en muchos problemas, había hambre, sufrimiento, muerte y mucha frialdad espiritual. El problema espiritual era tan fuerte que las personas rechazaban a Dios y preferían adorar a otros dioses.
Todo parecía indicar que el triste destino del reino de Judá era vivir de esa manera, pero Ezequías cambió los próximos veintinueve años del pueblo de Judá. Desde que empezó a gobernar al pueblo, hizo algo diferente al resto y encontró el secreto para un reinado largo y bendecido.
El secreto para ser bendecidos
“Ezequías hizo lo que era agradable a los ojos del Señor, igual que su antepasado David.” 2 Reyes 18:3
Ezequías fue uno de los mejores gobernadores de Judá y su padre Acaz fue uno de los peores reyes que tuvo Judá porque hacía cosas desagradables ante los ojos de Dios. Esto es algo increíble, considerando cómo fue su padre y el ejemplo que recibió.
Y aquí encontramos el secreto para ser bendecidos. Ezequías no aprendió las malas acciones de su padre terrenal, al contrario, tomó una decisión y puso su esperanza solo en Dios. Esa actitud hizo mover el corazón de Dios a su favor y lo respaldó en todo.
“Y Jehová estaba con él; y adondequiera que salía, prosperaba.” 2 Reyes 18:7
Cuando determinamos una cosa y permanecemos firmes en ella, Dios respalda nuestras decisiones. Ezequías, en el primer mes de su reinado, reabrió las puertas del templo del Señor y las reparó. Llamó a los levitas al arrepentimiento y ordenó sacar del santuario todos los objetos contaminados. También oró por su pueblo e hizo que todos vuelvan a buscar a Dios.
Todo empieza con una decisión y un compromiso
Dios mueve su mano poderosa cuando decidimos creerle y nos comprometemos a vivir una vida agradable a sus ojos. Por tal razón, el secreto para ser bendecidos está en colocar al Señor en primer lugar en nuestros corazones.
“Ahora, pues, yo he determinado hacer pacto con Jehová el Dios de Israel, para que aparte de nosotros el ardor de su ira.” 2 Crónicas 29:10
Ezequías encontró el secreto para que la gracia de Dios esté con su vida y su pueblo. En todo lo que hizo se esforzó por seguir los mandatos de Dios, buscó a su Dios de todo corazón y como resultado, tuvo mucho éxito.
¿Qué debemos hacer nosotros si queremos que nuestro hogar sea bendecido?
Imitemos el ejemplo del rey Ezequías, analizando y examinando qué problemas hay en nuestro hogar, entorno o en nosotros mismos, probablemente la razón de los problemas es que estamos alejados de Dios.
Una vez que identifiquemos los problemas, trabajemos en ello, sin olvidar que la mejor manera de ayudar a nuestro prójimo es que se acerque a Dios y le entregue su vida. Por otro lado, si hay algo que sacar o cosas de ídolos que destruir, no dudemos en hacerlo.
La bendición está en la obediencia, y solo obedeciendo los mandamientos de Dios y viviendo de manera agradable a sus ojos, tendremos victoria.