Todos tomamos decisiones basadas en nuestros principios, en el temor a Dios y en nuestra conciencia y, aunque hay veces que la presión externa también influye, cada uno es responsable de lo hace o dice.

¿Qué harías tu?

Un medio de comunicación relató una noticia, una persona había extraviado un monto de dinero con el que tenía que pagar una deuda y apeló a la ciudadanía para encontrarlo. Resulta que una niña encontró el dinero y junto con sus padres decidieron devolverlo.

Conversando con otras personas sobre el asunto, algunos dijeron: «Yo no lo hubiera devuelto, si lo perdió era su problema, porqué no lo cuidó», «era la suerte de la niña, no debería devolver»

¿Devolverías el dinero sin dudarlo? Sea cual sea tu respuesta, esta será de acuerdo con tu temor a Dios, porque querrás honrarlo con lo que haces o simplemente no te importará.

Con misericordia y verdad se corrige el pecado, Y con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal.
Proverbios 16:6 (RVR 1960).

El temor a Dios nos ayuda a apartarnos del mal, aunque aparentemente hay cosas que no parecen malas en su momento, pueden ser el principio de algo muy dañino para nosotros.

Los pequeños detalles cuentan

Podemos llegar a considerar algunos asuntos como insignificantes dentro de nuestro comportamiento o en las decisiones que tomamos y aunque sean detalles que quizás solo los conocemos nosotros y Dios, son sin duda el reflejo de nuestro temor a Dios.

El temor de Jehová es aborrecer el mal; La soberbia y la arrogancia, el mal camino, Y la boca perversa, aborrezco.
Proverbios 8:13 (RVR 1960).

Lo que hagas en secreto o en público reflejan que eres hijo de Dios. Ten por seguro que quizás nadie aplauda o recompense tu firmeza espiritual, es probable que pase lo contrario; sin embargo, estarás siendo consecuente con tu temor y amor al Señor, eso tiene más valor que cualquier cosa en este mundo.