Es un hecho que cuando ponemos las cosas en las manos de Dios, todo se resuelve de la mejor manera. Sin embargo, siempre tendemos a hacer las cosas a nuestra manera y es cuando nos salen mal, que recurrimos a Él. Que no sea así a partir de ahora, por favor.

Recordemos cada día que todo fue hecho por nuestro Dios y si lo buscamos nos ayuda. Que todo el poder y la fuerza está en Sus manos y es Él quien pone y quita gobernantes, reyes y controla el universo entero. Y es precisamente ese Dios quien nos ama de manera sin igual.

 ¡Tuyos son, Señor, la grandeza, el poder, la gloria, el dominio y la majestad! Porque todo lo que hay en el cielo y en la tierra es tuyo. Tuyo es también el reino, pues tú, Señor, eres superior a todos. De ti vienen las riquezas y la honra. Tú lo gobiernas todo. La fuerza y el poder están en tu mano, y en tu mano está también el dar grandeza y poder a todos. 1 Crónicas 29:11-12

MI VIDA Y TODOS LOS SUCESOS LOS PONGO EN TUS MANOS

¿No es maravilloso saber que quien creó todas las maravillas que nuestros ojos pueden ver, tiene un afecto muy especial y profundo por nosotros? No me canso de decir que es un privilegio del cual debemos estar conscientes y decir todos los días: «Señor, me pongo en Tus manos.»

Es la mejor manera de comenzar y llevar tu día. Poniéndote en Sus manos desde que despiertas, agradeciendo a Dios por el nuevo día, la nueva oportunidad, la página en blanco sobre la que puedes escribir y llevar a cabo tus sueños. Dios te ama infinitamente.

Y cuando las cosas no estén saliendo como tú lo deseas, déjale saber también: «Señor, pongo este asunto en Tus manos», porque no hay mejor manera de hacerlo.

Su voluntad siempre es mejor que la nuestra, por tanto, deja de querer tener el control sobre todo y de hacer las cosas a tu manera.

“Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano, y hermana, y madre.” Mateo 12:50