La preocupación nunca ha solucionada nada, al contrario, solo provoca miedo, angustia, ansiedad, depresión, insomnio y problemas en la salud. Por esa razón, no es bueno que una persona viva preocupada y angustiada por las cosas que enfrenta.
No te preocupes
Preocuparte no te ayudará a resolver el problema que tienes ni aliviará tu dolor, porque nunca la preocupación ha pagado una deuda o ha sanado una enfermedad, tampoco ha restaurado la familia o recuperado algo que se ha perdido. La preocupación no ayuda, solo empeora la situación.
Por esa razón, no debes preocuparte, sino buscar al que puede ayudarte y darte una solución. Dios no está lejos ni es difícil conversar con Él, está a una oración, tan cerca que solo necesitas acercarte con confianza y contarle tu situación. Él te ayudará, porque es bueno y te ama.
“Así que acerquémonos con toda confianza al trono de la gracia de nuestro Dios. Allí recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia que nos ayudará cuando más la necesitemos.” Hebreos 4:16
Dile a Dios lo que te preocupa y confía en su poder
Dios invita a que nuestras necesidades o problemas sean conocidos por Él en oración. Aunque Él ya conoce toda nuestra situación antes de que oremos por ella, el Señor quiere que nosotros se lo hagamos saber. Por esa razón, el apóstol Pablo aconseja lo siguiente:
“No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús.” Filipenses 4:6-7
El apóstol Pablo experimentó el gozo y la paz de Dios a pesar de las persecuciones y encarcelamientos, porque llevó cada situación que atravesó a Dios. Y a nosotros se nos promete el mismo gozo y misma experiencia, solo necesitamos contarle a Dios nuestra situación y confiar en Él.
Cree más y preocúpate menos
Por lo tanto, cree en Él y preocúpate menos. Dios promete rescatar a los que le aman y confían en Él. Promete estar con sus hijos en medio de las dificultades y ayudarles. Él siempre cumple su palabra y no cambia su opinión.
“Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?” Números 23:19
Agradece este día por lo que Dios hará en tu situación.