Hay buenos caminos y hay caminos que no conducen a buenos lugares, hoy te los traemos, para que los evites estos últimos. Analiza este contenido y estudia a diario tu Biblia, en la que nos basamos y de la que extraemos porciones para apoyar esta enseñanza.

Siempre podemos escoger

En las finanzas, al igual que en todo, tenemos la opción de escoger. Pero si no somos sabios y cuidadosos con ellas, nos pueden llevar a lugares donde no queremos estar. Es importante no endeudarnos. Tratar de no usar el crédito, porque nos puede dominar y dañar nuestra paz.

Así como el rico gobierna al pobre, el que pide prestado es sirviente del que presta.
Proverbios 22:7 (NTV)

Y entiéndase que nunca se ha dicho que el dinero sea malo. Es bueno tener ambiciones, aspiraciones y delicioso llevar una vida con comodidades y cosas de buena calidad; pero volcar nuestra vida y deseos sobre lo material es uno de los caminos que no conducen a buenos lugares.

Pero los que viven con la ambición de hacerse ricos caen en tentación y quedan atrapados por muchos deseos necios y dañinos que los hunden en la ruina y la destrucción. Pues el amor al dinero es la raíz de toda clase de mal; y algunas personas, en su intenso deseo por el dinero, se han desviado de la fe verdadera y se han causado muchas heridas dolorosas.
1 Timoteo 6:9-10 (NTV)

Con orgullo y soberbia no llegaremos a buenos lugares

El orgullo va delante de la destrucción, y la arrogancia antes de la caída.
Proverbios 16:18 (RVR 1960)

El orgullo viene siendo como un espíritu astuto que puede causar destrucción en áreas que parecieran no tener que ver con el pecado porque muchos lo justifican, lo disimulan. El orgullo muchas veces cubre la inseguridad, el miedo a la pobreza, a ser humillados y sentirse menos.

Basado en el privilegio y la autoridad que Dios me ha dado, le advierto a cada uno de ustedes lo siguiente: ninguno se crea mejor de lo que realmente es. Sean realistas al evaluarse a ustedes mismos, háganlo según la medida de fe que Dios les haya dado.
Romanos 12:3 (RVR 1960)

Desechemos pues, esos caminos que no llevan a buenos lugares y recordemos que Jesús es el camino, la verdad y la vida y que llegaremos al Padre, a Dios, solo a través de Él. Busquemos los caminos de bendición para nosotros y ser a la vez bendición para otros.