“Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.” Lucas 15:21
¿Alguna vez trataste de justificar tus pecados ante Dios? Nadie podría hacerlo porque como seres humanos somos pecadores por naturaleza. Sin embargo, no es razón para que pequemos deliberadamente, sino busquemos a Dios para poder ser perdonados.
El hijo pródigo, luego de alejarse y deshonrar a su padre con la vida liberal que llevó, pecó sin medida. En un momento de reflexión cayó en cuentas y volvió a su padre y no se justificó, solo dijo: «he pecado contra ti»; solo eso necesitamos hacer con Dios.
Muchas veces pensamos que el confesar nuestros pecados delante de Dios es justificarse o hacer penitencias. En realidad es volvernos al Padre, reflexionar acerca de nuestro mal.
HE PECADO, PERO VUELVO A TI
Volver a Dios es arrepentirse sinceramente y no justificar en lo absoluto el pecado. Es creer que el sacrificio de Jesús es lo único y lo suficiente para ser limpios y volver a nuestro Padre.
“Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.” Isaías 1:18
Dios nos espera con los brazos abiertos, no tardemos en volver a Él con un corazón arrepentido y lleno de gratitud. Nuestra alma necesita estar en paz con nuestro Creador.