“Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí.” 1 Samuel 1:27
Hay peticiones en nuestro corazón que al no ver que se cumplan nos quitan la paz, y aún más cuando hay un tormento de parte del enemigo, que quiere llevarnos a la tristeza.
Jehová nos dará lo que le pedimos, pero hay un proceso que debemos pasar. No es una fórmula, sino Su voluntad que actúa de diferentes formas.
La historia de Ana
En el libro de 1 Samuel 1, relata el nacimiento de Samuel, que nació de Ana, quien era una de las esposas de Elcana.
Ana sufrió mucho porque su esposo tenía otra esposa, Penina, que tenía hijos más ella no. Cada año, cuando iban al templo de Jehová a presentar sacrificios, era atormentada por las burlas e irritaciones de parte de Penina por su infertilidad.
“Y su rival la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque Jehová no le había concedido tener hijos.” 1 Samuel 1:6
Era mucha la angustia y la amargura que sufría Ana, y estando en el templo de Jehová, con humildad y sinceridad, oró:
E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza. 1 Samuel 1:11
Ella, a pesar de su dolor, amargura y angustia, fue honesta ante Dios, y lo reconoció como su Protector al llamarlo Jehová de los ejércitos. Luego Ana se llama a sí misma su sierva, pues el Señor era su dueño.
Lo maravilloso es que Ana, luego de confiar su aflicción y deseo ante Dios, tuvo paz.
“Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste.” 1 Samuel 1:18
Jehová te dará lo que pides
Es cierto que nuestro deseo es que todo se nos conceda, que Dios obre en lo que pedimos. Ana quiso tener un hijo, y Dios le dio a Samuel, el sucesor del sacerdote de Elí. Dios responde a nuestras peticiones cuando tiene un propósito y está dentro de sus planes, en esta ocasión Samuel, fue el último juez de Israel y el primer profeta de Jehová.
Puede que estés afligido y atormentado por no ver respuesta a una de tus peticiones que anhelas de todo corazón, como Ana. Pero también como ella, puedes ser sincero ante Dios y en humildad poner en sus manos su respuesta, y confiar, pues si está en sus planes se te concederá, y si no, te dará de tu paz y te guiará hacia su voluntad.
Que la amargura y la aflicción sean remplazadas por confianza en Dios, ya que, en su momento, dirás: Jehová me dio lo que pedí.