Dios no quiere dádivas que se den de mala gana. En vez de eso, quiere que demos como lo hicieron las iglesias en Macedonia, Filipos, Tesalónica y Berea, las cuales a pesar de ser pobres, dieron dinero como una dedicación a Cristo, por amor por los creyentes, por la alegría de ayudar a aquellos que estaban en necesidad y porque era correcto hacerlo. Era una dádiva con sacrificio, porque aunque eran pobres querían ayudar.

Pablo no les ordenó a los corintios que dieran, sino que los desafió a probar que su amor era sincero. Cuando usted ama a alguien, quiere darle su tiempo y su atención, así como suplir sus necesidades. Si se niega a hacerlo, su amor pudiera no ser tan genuino como dice.

La Biblia aclara perfectamente el propósito de ofrendar: poner a Dios en primer lugar en nuestras vidas. Debemos dar a Dios lo primero y lo mejor de lo que ganemos. Por ejemplo, lo primero que hacemos con nuestro dinero revela lo que más valoramos. Darle inmediatamente a Dios la primera parte de nuestra paga centra nuestra atención en Él. Además nos recuerda que todo lo que poseemos le pertenece a Él. El hábito de ofrendar con regularidad puede mantener a Dios en primer lugar en nuestra lista de prioridades y nos da una perspectiva adecuada en todo lo demás que tenemos.

El Reino de Dios se extiende a través de la preocupación y el ahínco de los creyentes, en su afán de ayudar a otros. Aquí vemos a varias iglesias uniéndose para ayudar a otras, más allá de su propio círculo de amigos y de su propia ciudad. Explore las maneras en que podría relacionar su ministerio más allá de su ciudad, sea por medio de su congregación o a través de alguna organización cristiana. Al unirse con otros creyentes para llevar a cabo la obra de Dios, usted fortalece la unidad y contribuye a que el reino crezca.

Las personas pueden dudar en dar generosamente a Dios si temen no tener lo necesario para satisfacer sus propias necesidades. Pablo les asegura que Dios es capaz de suplir sus necesidades. La persona que da poco recibirá poco en recompensa. No permita que la falta de fe le impida que dé libre y generosamente.

Nuestra actitud al dar es más importante que la cantidad que damos. No debemos sentirnos avergonzados si sólo pudimos dar una pequeña ofrenda. Dios está preocupado por cómo damos de los recursos que tenemos .Según esta norma, la generosidad de la iglesia de Macedonia era difícil de igualar 2 Corintios 8:3.

Dios nos da recursos para usarlos e invertirlos para Él. Pablo usó la ilustración de las semillas para explicar que los recursos de Dios no deben ser escondidos, devorados negligentemente o malgastados, sino cultivados a fin de producir mayor cosecha. Cuando invertimos en Dios lo que Dios nos ha provisto, Dios nos dará aún mucho más para dar.