El concepto de elegancia puede decirse que es lo opuesto a lo vulgar, por eso es algo que debemos aprender a reflejar. La elegancia es un comportamiento. Es la manera como nos desempeñamos, como interactuamos en un lugar al compartir con otros.
No es sólo eso
Pero también puede ser una actitud, un estilo de caminar, un desempeño diario. Y aunque para el diccionario la elegancia es aquello que refleja gracia, nobleza y sencillez, dicho de una persona significa que tiene buen gusto y distinción para vestir. Es una persona que sabe reflejar elegancia. Sabe caminar, presentarse y ser discreta.
No se interesen tanto por la belleza externa: los peinados extravagantes, las joyas costosas o la ropa elegante. En cambio, vístanse con la belleza interior, la que no se desvanece, la belleza de un espíritu tierno y sereno, que es tan precioso a los ojos de Dios.
1 Pedro 3:3-4 (NTV).
Si hablamos de un mueble o un lugar elegante, significa que revela distinción, refinamiento y buen gusto. Algo que está bien decorado, sin excesos, con detalles finos que pueden ser sencillos y bien colocados. Eso es algo que suele reflejar elegancia. Lo elegante no necesariamente tiene que ser costoso. Hay personas que sin gastar mucho, saben decorar elegantemente.
Discreción, educación, sencillez y autenticidad son elegancia
Una persona elegante no es afectada. Refleja exactamente lo que es, porque ha adquirido el
comportamiento discreto y educado sin ser extremo. Podríamos decir que de la riqueza interior proviene el reflejar elegancia. Es un comportamiento sin excesos, que distingue y causa admiración. Es algo que debemos reflejar.
Entiéndase que una persona elegante no necesariamente está siempre vestida a la última moda. Sí sabe qué le queda bien y qué no, de acuerdo con su tipología corporal y a su edad. La elegancia se asocia a lo que muchos llaman clase. Podemos decir que es una actitud discreta y educada y no tanto algo adquirido.
No juzgues por su apariencia o por su estatura, porque yo lo he rechazado. El Señor no ve las cosas de la manera en que tú las ves. La gente juzga por las apariencias, pero el Señor mira el corazón.
1 Samuel 16:7 (NTV).
La elegancia es algo que debemos reflejar como cristianos, porque tiene que ver con autenticidad, con sencillez y con saber que somos realeza. Somos hijos del Creador del universo, hijos de Dios. Por tanto, debemos desempeñarnos con discreción, educación y prudencia. Con clase, con elegancia.
Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
Efesios 2:10 (RVR 1960).