Cuán fácil es pagar mal por mal, en especial cuando nos hieren de forma maliciosa. La reacción casi automática es vengarse, ¿cierto? Pero ¿Cómo reaccionan los hijos de Dios? Debemos marcar la diferencia.
Tenemos una nueva naturaleza
Cuando nacemos de nuevo nuestra naturaleza cambia, ahora representamos a Dios en la tierra, somos hijos de Él y como tales, nuestra reacción ante diferentes situaciones debe hacer la diferencia.
Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.
Mateo 5:13-16 (RVR 1960)
El deber de un cristiano es mostrar a Dios en sus acciones y reacciones, aunque nadie nos aplauda cuando lo hagamos. Así marcamos la diferencia y dejamos una huella como hijos de Dios.
Da lo que recibiste de Dios
No tardes ni dudes en responder bien por mal, pues no nos corresponde a nosotros juzgar sino a Dios, nuestra tarea es responder con amor. Aunque para muchos nuestra reacción debe ser defendernos, la Palabra dice:
Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza.
Romanos 12:20 (RVR 1960)
Dios nos perdonó por todo el mal que hicimos, no nos condenó o desechó ni nos pagó mal por haberlo negado con nuestras acciones, sino que nos limpió y está haciendo una gran obra en nuestra vida. Demos esa oportunidad a otros, brindemos amor, respeto, misericordia y perdón a quienes no lo merecen. Haz la diferencia.
Un día sin falta, aquellos a los que hicimos bien verán que era Dios en nosotros y se acercarán a Él.
Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.
Mateo 5: 44-45 (RVR 1960)