La palabra de Dios es clara y determinante en cuanto al pecado, el pecado mata la comunión con Dios y entierra nuestra vida espiritual: «Pues la paga que deja el pecado es la muerte» Romanos 6:23

No subestimes el pecado

El pecado es una cosa seria, no le des menor valor del que verdaderamente tiene o le corresponde. Si lo haces, arruinarás tu vida y el futuro que tienes por delante, como ocurrió con Adán y Eva.

Dios le dijo a Adán que no comiera del árbol del conocimiento del bien y del mal. Porque el día que lo hiciera, morirían (Génesis 2:17). Pero la serpiente dijo: ¡no morirán! (Génesis 3:4).

Satanás es experto en mentir, «¡No morirán!» es la mentira más grande que utiliza para hacernos creer que si desobedecemos a Dios no moriremos espiritualmente. Nos hace creer que después de pecar no va a pasar nada. Pero eso no es verdad, el pecado rompe la comunión con Dios y trae consecuencias dolorosas.

Expulsados por pecar

La decisión de desobedecer a Dios tiene consecuencias, Adán y Eva fueron expulsados del jardín del Edén, donde tenían todo a disposición y donde la comunión con Dios era personal y directa.

Así que el Señor Dios los expulsó del jardín de Edén y envió a Adán a cultivar la tierra de la cual él había sido formado. Después de expulsarlos, el Señor Dios puso querubines poderosos al oriente del jardín de Edén; y colocó una espada de fuego ardiente que destellaba al moverse de un lado a otro a fin de custodiar el camino hacia el árbol de la vida.
Génesis 3:23-24  

Adán y Eva, de estar en el paraíso, pasaron a un lugar distinto donde ahora tenían que luchar y sufrir para poder vivir en él. Y eso es lo que exactamente hace el pecado, nos separa de Dios y nos trae consecuencias dolorosas.

Basta de jugar con el pecado

Basta de jugar con el pecado, Dios dijo que la muerte es la paga del pecado (Romanos 6:23) y que sin santidad nadie lo verá (Hebreos 12:14). Recuerda que Dios no miente y es fiel a su palabra. Todo lo que está escrito en la Biblia se cumplirá.

Si has estado jugando con el pecado, aún hay esperanza y se encuentra en Jesús. Acércate a Él y habla de las cosas que estás haciendo. Arrepiéntete y reconoce tu error. Pide su ayuda para vencer y ser libre.