La vida es como una carrera, en ella encontraremos obstáculos y situaciones difíciles que nos lleven a renunciar. A veces tropezaremos en el camino, otras veces sentiremos que nos faltan fuerzas para terminar la carrera, pero no te des por vencido. El premio que recibirás cuando llegues a la meta es eterno.
¿No se dan cuenta de que en una carrera todos corren, pero solo una persona se lleva el premio? ¡Así que corran para ganar! Todos los atletas se entrenan con disciplina. Lo hacen para ganar un premio que se desvanecerá, pero nosotros lo hacemos por un premio eterno. 1 Corintios 9:24-25
Necesitas disciplina para llegar a la meta
Para que un atleta tenga éxito en una carrera debe tener disciplina, sin ella será muy difícil llegar a la meta. Un atleta debe rehusarse a cosas que parecen ser buenas y beneficiosas, porque no todo es bueno. Hay cosas que solo obstaculizan llegar a la meta.
“Hay camino que al hombre le parece derecho; Pero su fin es camino de muerte.” Proverbios 14:12
Por lo tanto, abstente de aquellas cosas que no te ayudarán en la carrera que has empezado, porque tenerlas solo obstaculizarán y empeorarán tu llegada a la meta.
Aunque sea difícil continuar, no te des por vencido
Por otro lado, aunque sea difícil continuar, no te des por vencido. Aunque en el camino enfrentes situaciones difíciles que te impidan llegar a la meta, no estás solo. Jesús nunca nos deja solos o abandonados.
…he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. Mateo 28:20
Si has tropezado en la carrera, no dejes que eso te detenga, levántate y continua. Todavía sigues en competencia y aún tienes vida para llegar a la meta. Si el dolor es demasiado fuerte, pide ayuda a Dios, Él es experto para vendar y sanar heridas, «Él sana a los quebrantados de corazón, Y venda sus heridas.» (Salmos 147:3)
Ningún dolor llega a tu vida sin un propósito, no te des por vencido y sigue adelante. Hay un premio eterno que te espera.