Dios provee de maneras misteriosas todo lo que necesitamos para vivir y para estar en Sus caminos. Su bondad para nosotros no tiene límites. Y, sin embargo, sus bondades nos pueden llegar a parecer aburridas, como ocurrió con el pueblo de Israel en el desierto con el maná.
No te aburras de estar bien
Somos tan inconformes, tan particulares, y sin embargo, Dios nos ama tanto. Aunque no lo merezcamos, ¡Dios nos ama como no nos ha amado nadie! Por tanto, no nos aburramos de estar bien. No nos acordemos de Dios solo cuando estemos pasando dificultades.
Dios es grande y sigue haciendo las maravillas por las que le conocemos. Continúa haciendo milagros, cambiando vidas para bien, acompañándonos mientras pasamos por tiempos de sequía en nuestra vida. Nuestro Dios no cambia. Sigue siendo el mismo ayer, hoy y para siempre.
Pero, aunque nos provee todo, no lo debemos ver como un banco o como un Dios para pedirle todos nuestros deseos. Él es magnífico, pero sabe lo que es mejor para nosotros. Nos conoce más de lo que nosotros mismos nos conocemos y por eso no nos puede dar todo lo que le pedimos.
Alabemos a Dios en todo momento, aún sino provee cuando nosotros queremos
Sé vivir con casi nada o con todo lo necesario. He aprendido el secreto de vivir en cualquier situación, sea con el estómago lleno o vacío, con mucho o con poco. Pues todo lo puedo hacer por medio de Cristo, quien me da las fuerzas.
Filipenses 4:12-13 (NTV).
Aprendamos a vivir con lo realmente necesario y sigamos alabando a Dios sin importar las circunstancias en las que estemos por tiempos. Seamos constantes en mostrar a Dios nuestro amor, nuestro agradecimiento y el deseo que tenemos siempre de servirle. Es más fácil cuando todo va bien, pero debemos hacerlo en todo momento.
¿Por qué estoy desanimado? ¿Por qué está tan triste mi corazón? ¡Pondré mi esperanza en Dios! Nuevamente lo alabaré, ¡mi Salvador y mi Dios!
Salmos 42:11 (NTV).