Cuando alguien va a ir a una batalla, sea un boxeador, un atleta que se enfrenta en un deporte a otros, se tienen que preparar. Cuando los cristianos vamos a enfrentar la vida, la podemos reconocer como una batalla y necesitamos estar preparados para ella.
Un elemento imprescindible
Una de las cosas que piden es condición física que implica una buena dieta y ejercicios. Disciplina y técnicas. También es necesario un buen equipo, valentía y resistencia. En diversas medidas para enfrentar la batalla de la vida necesitamos de todo eso pero, por encima de todo, el alimento espiritual no debe faltar.
Cuando leemos acerca de la armadura de Dios, recordamos el cinturón de la verdad, la coraza de la justicia de Dios, el calzado de la paz, el escudo de la fe, el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.
Por lo tanto, pónganse todas las piezas de la armadura de Dios para poder resistir al enemigo en el tiempo del mal. Así, después de la batalla, todavía seguirán de pie, firmes. Defiendan su posición, poniéndose el cinturón de la verdad y la coraza de la justicia de Dios. Pónganse como calzado la paz que proviene de la Buena Noticia a fin de estar completamente preparados. Además de todo eso, levanten el escudo de la fe para detener las flechas encendidas del diablo. Pónganse la salvación como casco y tomen la espada del Espíritu, la cual es la palabra de Dios.
Efesios 6:13-17 (NTV).
Piezas protectoras y piezas defensivas
Y sentimos que la mayoría de las piezas de la armadura son protectoras. ¿Cierto? Excepto la espada, que sí denota un arma con la que nos podemos defender. Y sabemos del poder de la Palabra de Dios. Pero si continuamos leyendo ese mismo capítulo, el siguiente versículo nos da otra arma defensiva efectiva.
Oren en el Espíritu en todo momento y en toda ocasión. Manténganse alerta y sean persistentes en sus oraciones por todos los creyentes en todas partes.
Efesios 6:18 (NTV).
La oración la debemos tener en cuenta como parte primordial, como arma contra todo mal porque sabemos del poder de aquel que responde a nuestras oraciones. La oración incrementará nuestra fe, fortalecerá nuestro espíritu, nos dará inteligencia, aguante y el respaldo del Todopoderoso.
Y leer la Biblia nos alimentará el espíritu. Estaremos preparados para la batalla que sea que se nos presente en esta vida, recordando siempre que somos extranjeros en este mundo. Somos seres que pertenecemos a un Dios y nuestra morada, nuestro hogar final y eterno es junto a Él.