Hay un dicho muy conocido que dice: «dime con quién andas y te diré quién eres», y es así, porque cuando pasamos mucho tiempo con alguien llegamos a adoptar ciertos pensamientos, actitudes e incluso reacciones. Por eso, no dejemos que la mala influencia se nos pegue.

No hagas lo que hacen los perversos ni sigas el camino de los malos. Proverbios 4:14 

Evitemos a toda costa ser imitadores de lo malo, aunque hoy en día se llama malo a lo bueno y bueno a lo malo, los hijos de Dios debemos hacer la diferencia en ser luz en medio de la oscuridad.

No se trata de vivir alejado de todo el mundo, sino de ir en contra la corriente de este mundo. Debemos estar constantemente filtrando todo lo que vemos, oímos, hablamos, y preguntarnos: ¿esto me edifica? ¿me ayuda a ser mejor persona?

NO SIGAS EL CAMINO DE LA MALA INFLUENCIA

Nadie nos obliga a actuar de una cierta manera, a pesar de que nuestro entorno pueda influir, nuestros actos son decisión y responsabilidad propia.

El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él. Ezequiel 18:20

Es bueno que hagamos un examen de cómo estamos ante Dios, familia y sociedad. ¿Hay actitudes tuyas que son dignas de imitar? ¿eres una persona de buena influencia?

Dios nos va mostrando en qué debemos cambiar, por ello es primordial nuestra comunión con Él, Su Palabra nos dirá y conducirá a un buen camino siempre.