Alguien preguntó en la iglesia ¿Quién ha cambiado tu vida? A lo que un joven respondió compartiendo su historia. Su padre había abandonado a su familia, entonces, creció con rencor y rebeldía. Pero, en el camino conoció a Cristo, su interior fue transformado y dijo claramente: “empecé a respetar a mi madre y sané mi corazón del rencor”.
¿Ha cambiado tu vida o sigues igual?
Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.
Mateo 7:16-17 (RVR 1960).
Un árbol se distingue por la clase de frutos que da, de la misma manera los frutos son el mejor medidor de rendimiento en cualquier área, ya sea trabajo, estudios o familia, porque muestra la productividad; así mismo en un hijo del Señor, ¿tu vida ha cambiado?.
La evidencia de la conversión verdadera es producir nuevos frutos, estos son el testimonio de vida, son los hechos, los cuales hablan más fuerte que las palabras. Es lindo observar un árbol que da frutos, en la mayoría de los casos no pasa desapercibido porque somos cautivados por su hermosura y productividad.
¿Podrías contarnos tu historia?
Ser cristiano no solo se trata de asistir a la iglesia los domingos, sino de una transformación interior, aquella que solo Cristo puede hacer en nuestros corazones.
¿Tu vida ha cambiado? ¿qué dice la gente respecto a ti? Si llevas muchos años en el cristianismo sería esencial que te examines y consideres si has estado permitiendo que Cristo moldee tu carácter y personalidad.
Por otra parte, si te resulta difícil realizar esta evaluación, quizá podrías preguntarle a los que te rodean «qué necesitas cambiar»; recuerda que «te conocerán por tus frutos».
El Señor quiere ver frutos en nuestro caminar. Te animo a mostrar lo diferente que es un hijo de Dios, que la gente al verte te admire y desee cambiar, que demuestres claramente quién ha cambiado tu vida.