Es definitivamente desconcertante, que luego de tanto tiempo, el ser humano en lugar de evolucionar siga cayendo en comportamientos obsoletos. Porque francamente, una guerra como la que vemos hoy día nos tiene que parecer absurda. ¿Qué nos pasa? ¿Cómo es posible?

Sin embargo, no debemos olvidar que, en la Biblia, Dios nos deja ver que antes del regreso de Jesús veremos muchas tribulaciones. Tienen que ocurrir guerras, se habla de terremotos, que los mares se desbordarán y luego será que venga nuestro Amado Rey, Jesús.

Ahora vemos todo de manera imperfecta, como reflejos desconcertantes, pero luego veremos todo con perfecta claridad. Todo lo que ahora conozco es parcial e incompleto, pero luego conoceré todo por completo, tal como Dios ya me conoce a mí completamente.
1 Corintios 13:12 (NTV)

Pero, como todo, luego del día lluvioso, viene el clarísimo día soleado. La lluvia quita toda suciedad del aire y al día siguiente vemos con más claridad que antes de llover. De esa misma manera, luego de tantas tormentas, guerras y fenómenos naturales, es probable que veamos la razón con perfecta claridad.

Aunque ahora nos parezcan reflejos desconcertantes, recordemos las promesas de Dios

Dios siempre ha cumplido Sus promesas y entre ellas, está el regreso de Jesús. Y tampoco sabremos nunca el tiempo exacto, porque eso también nos lo dijo. Pero cuando regrese, definitivamente juzgará a todos y vendrá con gran poder y gloria.

Jesús se lo dijo a sus apóstoles, que vendría tal como lo vieron irse. Ellos le vieron hacer milagros. Y los sigue haciendo. Nuestro Dios sigue vivo y activo en nosotros y en muchos. Por ello, debemos guardar nuestros corazones y pensamientos, conscientes de que Jesús mora en nosotros. No lo olvides nunca.

Por medio de él, ustedes, los gentiles, también llegan a formar parte de esa morada donde Dios vive mediante su Espíritu.
Efesios 2:22 (NTV)

Cuida de tu cuerpo, cuida tus pensamientos, cuida incluso lo que sientes, pues eres templo para el Espíritu de nuestro Amado Dios. Necesitamos mantenernos limpios, ordenados y conectados con Dios en todo momento, sabiendo que Él nos ayuda a vencer los obstáculos y las tentaciones.