Tener el corazón dividido puede llevarnos a caer en tibieza, y esto conlleva frenar la voluntad de Dios en nuestra vida. Por eso, debemos tener en claro si seguimos al Dios verdadero o no.

En el reinado de Acab, el pueblo de Israel se mantenía en desobediencia a Dios. Por esa razón tuvo que pasar por tres años de sequía y hambre, y solo llovería hasta que el profeta Elías lo dijera.

Fue Dios que busco la reconciliación con su pueblo, envió al profeta Elías a enfrentar a Acab y a su pueblo en el monte Carmelo. Ahí, junto con 450 profetas de Baal, al cuál el corazón de Acab se había inclinado, le dijo a Israel:

Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra.
1 Reyes 18:21 (RVR 1960)

Luego, dijo que trajeran dos bueyes, uno para los profetas de Baal y otro para Elías, quién prendía fuego solo con invocar a su dios sería el Dios verdadero. Después de que la gente de Acab invocare a su dios y no pasara nada, el profeta Elías reedificó su altar, acomodó el buey sacrificado, puso la leña y pidió que lo mojaran bastante.

Clamó a Jehová, y fuego cayó del cielo consumiendo en su totalidad el holocausto, y el pueblo dijo: «¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios! »

Ya no te quedes en medio, sigue al Dios verdadero

Dios es quién busca a su pueblo para reconciliarlo con Él, porque separados nada podemos hacer. Además, su voluntad es que seamos firmes, que no vacilemos en estar de un lado en algunas circunstancias y en otro en otras ocasiones.

Tu sabes quién es el Dios verdadero, porque tuviste un encuentro personal con Jesús, fuiste perdonado y tienes una nueva vida en Él. Ya no claudiques más, afírmate y sigue al Dios verdadero.