¿Alguna vez te has sentido pequeño ante tus propios ojos? Muchas veces nos sentimos inferiores, pensamos que todos son grandes a nuestro alrededor excepto nosotros; por lo cual tenemos miedo y nos desvalorizamos,  ¿te ha pasado?

Un Rey que se sintió pequeño ante él mismo

“Entonces dijo Samuel a Saúl: Déjame declararte lo que Jehová me ha dicho esta noche. Y él le respondió: Di. Y dijo Samuel: Aunque eras pequeño en tus propios ojos, ¿no has sido hecho jefe de las tribus de Israel, y Jehová te ha ungido por rey sobre Israel?” 1 Samuel 15:16-17 

Este pasaje muestra que Saúl antes de estar en una posición elevada se miraba con poco valor, se sentía pequeño ante sus propios ojos, pero, aun así, Dios lo hizo Rey de su pueblo.

En ese pasaje, Samuel realiza un reclamo al rey Saúl por su desobediencia al Señor y empieza con estas palabras «Aunque eras pequeño en tus propios ojos, ¿no has sido hecho jefe de las tribus de Israel…?» Le recuerda que antes de ser rey nunca pensó en esas aspiraciones porque se sentía pequeño, quizá pensaría que no era un puesto para él, pero Dios le mostró otros planes para su vida.

Él mira mi valor

“Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.” 1 Samuel 16:7 

En la elección del segundo rey podemos encontrar una lección valiosa que nos da el Señor. Dice en las escrituras «porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón».

Dios no mira como el ser humano, nosotros nos dejamos llevar por la apariencia, criticamos y juzgamos la vida de otros e incluso somos duros con nosotros mismos, pero Él no. Aunque te sientas pequeño, el Señor te mira diferente y tiene buenos planes para ti.

Te animo a pedirle al Señor que cambie tu mirada y te ayude a verte a ti mismo como Él te ve. Si te sientes pequeño, pídele a tu padre Dios que sane tu corazón y autoestima, que abra tus ojos, porque te ama y te dio un gran valor.

Por último, si ya conoces a Dios y has sido bendecido, dale gracias con tu vida, se obediente a sus palabras y no esperes que como este rey te tengan que recordar que fue Dios quién te hizo crecer.