¿Alguna vez adquiriste algo que parecía ser original y resultó ser una imitación? Quizás no te diste cuenta por el precio o por el gran parecido, pero en algún momento se llega a saber por alguna característica que solo tiene el original, así que ten cuidado con la imitación.
Conoce lo original para diferenciar la imitación
Cuando Pablo y Silas realizaron uno de sus viajes misioneros, los de Berea los recibieron con entusiasmo y antes de aceptar lo que les predicaban, examinaron a la luz de la Palabra:
Los de Berea tenían una mentalidad más abierta que los de Tesalónica y escucharon con entusiasmo el mensaje de Pablo. Día tras día examinaban las Escrituras para ver si Pablo y Silas enseñaban la verdad.
Hechos 17:11 (NTV).
Comparar con la Escritura lo que uno recibe no solo nos ayuda a cimentar y profundizar sino también nos prepara para discernir entre lo que es la verdad y lo que es la imitación. Así evitamos caer en trampas que el enemigo pone para que nos perdamos.
No hay pretextos
Cada cristiano está llamado a estudiar la Palabra, no solo por conocimiento bíblico, sino para que sea transformado por ella y además para capacitarse en la evangelización y en el discernimiento.
Esfuérzate para poder presentarte delante de Dios y recibir su aprobación. Sé un buen obrero, alguien que no tiene de qué avergonzarse y que explica correctamente la palabra de verdad.
2 Timoteo 2:15 (NTV).
Cada uno de nosotros tiene la capacidad de aprender sobre la verdad que la Palabra de Dios nos enseña, no solo por la inteligencia que podamos tener sino porque el Espíritu Santo es quién nos ayuda a comprender y nos da discernimiento.
Si eres un nuevo creyente o tienes pocos años o muchos, debes fundamentar muy bien la verdad con la Biblia. Aléjate de la mentira conociendo la verdad, no pongas pretextos sino pon intención de aprender, valdrá la pena.