Juan 15
16 No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.

En la Iglesia hoy en día hay dos extremos. Hay quienes dicen que cuando vienes a los pies de Cristo todo te va a salir bien. Automáticamente vas a ser prospero, tus hijos se van a convertir, se convierten en estudiantes de A, se gradúan de la universidad con honores, a ti en el trabajo te dan tres aumentos de salario al año. Ahora alguien te va a regalar un Rolls Royce. En fin todo te sale perfecto.

El otro extremo es que tienes que ser pobre y humilde, porque así es que Dios te quiere, mientras más pobre eres y más problemas tengas más te quiere Dios.

La verdad está en el mismo medio.

Cuando entiendes que eres un escogido de Dios podrás entender porque Dios te ha sacado de tantos problemas. Si no fuera porque Dios te había escogido lo más probable estuvieras preso o hasta muerto. Tomaste decisiones equivocadas, hiciste estupideces, hiciste un montón de trampas y con eso y todo estas aquí.

Nosotros fuimos adoptados por Dios. Un hijo que ha sido recibido en una familia por medio de la adopción tiene los mismos derechos que un hijo legítimo. Una persona puede quedar embarazada por error pero nadie adopta a nadie por equivocación.

Es bien importante saber para qué fuiste escogido.

Antes bien, como está escrito:
Cosas que ojo no vio, ni oído oyó,
Ni han subido en corazón de hombre,
Son las que Dios ha preparado para los que le aman. (1 Corintios 2:9)

Estos son tus sueños, tus metas, tus visiones.
Dios te escogió para realizar en ti lo que Él tiene preparado para ti desde antes que tú nacieras. Eso es lo que Dios quiere, pero tú tienes la opción de permitirle hacerlo o no. Él no se va a imponer.

Olvídate del pasado, el pasado, pasado es. Total, no lo puedes cambiar. Porque tuviste algunos fracasos en el pasado, eso no quiere decir que tienes que seguir fracasando. De hecho, nadie tiene éxito sin tener unos fracasos antes. El problema no es que si tienes fracasos, el problema es cómo te enfrentas a esas situaciones. Eso es lo que va a determinar el resultado y tu éxito. Tu momento tiene que llegar, Dios lo ha prometido.

Hoy es un nuevo día. No hagas lo mismo que hiciste en el pasado. Si lo haces vas a tener los mismos resultados. Emprende cosas nuevas, nuevas ideas, nuevos sueños, nuevas metas, haz algo diferente pero sigue peleando. Olvídate lo que queda atrás, y extendiéndote a lo que está delante, prosigue a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Porque tú fuiste escogido.

¡Sigue estos principios y verás como todo te saldrá bien!