Para que las personas te conozcan no necesitas decirles quién eres o cómo eres, tus acciones son las que hablan por ti. Por lo tanto, no importa el concepto que tengas de ti o cómo te definas, tu comportamiento dirá quién eres realmente.

¿Cómo evaluar el carácter de una persona?

En un campo lleno de árboles o plantas, no necesitamos preguntar a cada uno cuál es bueno o malo. Las plantas o los árboles se conocen por sus frutos. Por lo tanto, para saber el carácter de una persona solo hay que mirar su comportamiento. Jesús dijo:

No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto. Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas. Lucas 6:43-44 

Si quieres saber qué tipo de persona eres, debes observar tus acciones y escuchar lo que normalmente dices. Si eres una persona que a menudo se enfada, grita y pierde la paciencia, entonces eres una persona que da malos frutos. En cambio, si eres amable, educado y agradecido, entonces eres una persona con buenas acciones. La boca habla de la abundancia del corazón.

¿Cómo corregir las malas acciones?

Nuestras acciones son el reflejo de nuestra intimidad diaria con Dios. Entonces, si queremos corregir nuestras malas acciones debemos acercarnos más a Dios y dejar que Él llene nuestra vida porque nuestras acciones son reflejo de la abundancia del corazón.

“El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.” Lucas 6:45 

No descuidemos nuestra comunión personal con Dios, porque cuando no dedicamos tiempo para conocer y entender las cosas de Dios, es cuando los deseos de la naturaleza pecaminosa empiezan a gobernar nuestra vida. Y los resultados se reflejan en nuestro comportamiento (Gálatas 5:19-21).

Si eres consciente de que dedicas más tiempo a las cosas de este mundo que a Dios o que los deseos de la naturaleza pecaminosa están gobernando tu vida, arrepiéntete y empieza a darle más y mejor tiempo al Señor. El resultado se mostrará en tus acciones y tu vida será diferente.