Cada uno valora determinadas cosas según sus gustos. Por eso está ese dicho de que lo que puede ser basura para algunos puede ser tesoro de otros; porque tenemos diferentes puntos de vista en cuanto a lo que valoramos, a lo que creemos que es un tesoro.
Sin embargo, pocos pensamos en el conocimiento y la sabiduría como tesoro, pero es lo que nos indica la Biblia, que la busquemos antes que otros bienes, porque es más preciada, más valiosa que todas esas otras cosas a las que damos valor.
“Alegre es el que encuentra sabiduría, el que adquiere entendimiento. Pues la sabiduría da más ganancia que la plata y su paga es mejor que el oro. La sabiduría es más preciosa que los rubíes; nada de lo que desees puede compararse con ella.” Proverbios 3:13-15
Y cuando sentimos que no hemos tomado decisiones sabias, solemos descalificarnos. Es probable que seamos nuestros peores jueces. Pero no olvidemos en esos casos, que Dios es misericordioso y nos ayuda si lo pedimos.
DIOS NOS DA ESE VERDADERO TESORO SI SE LO PEDIMOS
De la misma manera, si le pedimos sabiduría, Él nos la da. No como nosotros tal vez la concibamos. No es que de pronto vamos a ser los más sabios del mundo, pero todo con Su medida para que no nos vayamos a volver orgullosos y a jactarnos por ser mejores.
“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada..” Santiago 1:5
Tendremos más probabilidades de tomar las decisiones correctas, y las más apropiadas para cada circunstancia, si primero las consultamos con Dios. Si ponemos esas decisiones a los pies de Cristo y le pedimos que nos ayude a decidir, que nos indique qué hacer, es muy probable que todo salga mejor.
Incluso, cuando las cosas no salen como las esperábamos o las pedimos en oración, al estar conectados con Dios, sabremos que se hizo Su voluntad. Por tanto, si las cosas no salieron como esperábamos es porque va a ser mejor el resultado que vino, porque fue la voluntad de Dios.
Siendo más sabios, teniendo control de nuestros impulsos humanos, tomando las riendas de las cosas en las que sabemos que fallamos, viviremos con paz. Porque sentiremos que estamos procediendo de manera que le agrade a Dios y eso, evita contiendas.
“¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre.” Santiago 3:13