Hay gente que se pasa la vida buscando pelea, parecen estar pendientes de cada mirada que creen dirigida a ellos, de cada gesto por el que se sienten ofendidos. Es impresionante que siempre consiguen algo de qué quejarse o algo de qué reclamar.
Y es cierto que en el mundo hay gente con malas intenciones y que te puede mirar feo. Habrá quienes no estén de acuerdo con tu opinión o tu manera de ver las cosas. Pero eso es sencillamente porque todos somos distintos, no te lo tomes personal.
No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien. Romanos 12:21
Si todo el mundo pensara igual y sintiera lo mismo por cada cosa, la vida sería muy aburrida. Tenemos que aprender a convivir respetando las diferencias y procurando aprender, ya sea a no ser de esa manera o a tener la gentileza de observar sin comentar.
En todo tiempo habrá gente más cerrada, personas más conversadoras, gente divertida y personas aburridas. El mundo está lleno de esas diferencias y las debemos disfrutar, admirar la variedad de opiniones, de gustos y de estilos. Todos tenemos incluso maneras diferentes de hablar.
NO PIERDAS TIEMPO BUSCANDO PELEA
Pero lo que no debemos hacer, definitivamente, es perder el tiempo buscando pelea, viendo cada diferencia como una oportunidad para debatir o discutir el punto. Honestamente, no es necesario. Es lógico que tengamos diferencias y lo podemos conversar sin pelear.
Como adultos que somos, la madurez nos debe haber llevado a controlar nuestros impulsos, esa carnalidad que quiere pelear y debatir. Somos hijos de Dios y, como tales, nos debemos comportar, mostrando siempre respeto aunque no estemos de acuerdo.
Ser capaces de exponer nuestro punto de vista sin discusión, simplemente conversar la diferencia de puntos y ya. El hecho de que no compartas una idea o estilo de vida, no quiere decir que tengas que humillar a nadie. Somos diferentes y nadie te obliga a ser como el otro, por lo que tú no tienes que obligar a nadie a ser distinto.
Por eso yo, que estoy preso por la causa del Señor, les ruego que vivan de una manera digna del llamamiento que han recibido, siempre humildes y amables, pacientes, tolerantes unos con otros en amor. Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz. Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también fueron llamados a una sola esperanza; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo; Efesios 4:1-5
Aparte de las diferencias raciales, culturales o de género, como cristianos nos aferramos a la Palabra de Dios como autoridad final. Y aunque no compartamos ciertas cosas ni vamos a hacer nada en contra de nuestros principios, tenemos que mostrar siempre el amor de Jesús a todos.